"..por el miedo a equivocarnos.."
Es curioso como todo lo que nos ocurre, está determinado por algo tan sencillo y simple como una mísera elección. Lo puedes tener todo, o por el contrario, perderlo por el simple hecho de haber decidido mal.
Es desquiciante y verdaderamente frustrante, de eso no hay duda. Porque jamás tienes la certeza de no haberte equivocado. Siempre hay un tanto por ciento de posibilidades de que todo se vaya al traste, aún con la seguridad de que el camino que has tomado es el correcto. Si bien, quizás no sea el que más nos gusta o el más fácil, puede que incluso sea el más doloroso y arduo, pero aún así, tenemos la frágil esperanza de que el sufrimiento inflijido durante un cierto período de tiempo, sea recompensado con el bien final.
Aunque, ha decir verdad, siempre oímos esa pequeña voz que nos dice: "¿y si estás equivocado?, ¿y si luego todo lo que te has sacrificado no sirve para nada?". Esa voz que nos hace estar inseguros, incluso hasta de nosotros mismos, es la voz del miedo. Miedo a equivocarnos. Miedo a fracasar. Miedo a arriesgarse. Miedo a dar y no recibir nada a cambio.
¿Somos dueños de nuestro destino? No. ¿Por qué? Porque hay que vencer ese temor. El miedo, te hace libre. Nadie está libre de equivocarse, pero esque es necesario hacerlo. Es la única manera de aprender. Y justo en el momento que no sientas miedo y que aceptes tus errores, tus torceduras de tobillo y caidas a lo largo del camino de la vida, sólo entonces, serás dueño de tus propios pasos.
Ahora es el tiempo de tropezar y caer, y no llorar, ni lamentarse por ello sino, levantarse, limpiarse el polvo del suelo y volver a intentarlo.
La vida es efímera, el tiempo corre y no vuelve. Por ello hay que disfrutarla, vivírla al máximo, sin lamentos y sin arrepentimientos. Porque por miedo a equivocarnos perdemos muchas oportunidades.
Es desquiciante y verdaderamente frustrante, de eso no hay duda. Porque jamás tienes la certeza de no haberte equivocado. Siempre hay un tanto por ciento de posibilidades de que todo se vaya al traste, aún con la seguridad de que el camino que has tomado es el correcto. Si bien, quizás no sea el que más nos gusta o el más fácil, puede que incluso sea el más doloroso y arduo, pero aún así, tenemos la frágil esperanza de que el sufrimiento inflijido durante un cierto período de tiempo, sea recompensado con el bien final.
Aunque, ha decir verdad, siempre oímos esa pequeña voz que nos dice: "¿y si estás equivocado?, ¿y si luego todo lo que te has sacrificado no sirve para nada?". Esa voz que nos hace estar inseguros, incluso hasta de nosotros mismos, es la voz del miedo. Miedo a equivocarnos. Miedo a fracasar. Miedo a arriesgarse. Miedo a dar y no recibir nada a cambio.
¿Somos dueños de nuestro destino? No. ¿Por qué? Porque hay que vencer ese temor. El miedo, te hace libre. Nadie está libre de equivocarse, pero esque es necesario hacerlo. Es la única manera de aprender. Y justo en el momento que no sientas miedo y que aceptes tus errores, tus torceduras de tobillo y caidas a lo largo del camino de la vida, sólo entonces, serás dueño de tus propios pasos.
Ahora es el tiempo de tropezar y caer, y no llorar, ni lamentarse por ello sino, levantarse, limpiarse el polvo del suelo y volver a intentarlo.
La vida es efímera, el tiempo corre y no vuelve. Por ello hay que disfrutarla, vivírla al máximo, sin lamentos y sin arrepentimientos. Porque por miedo a equivocarnos perdemos muchas oportunidades.
Basta.
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