Game and rules.

"..Tan sencillo como que tus normas en el juego siempre han sido, "haz lo que yo diga y no lo que y haga". Bien, pues el juego se termina. Imponle esa norma a quién se deje.."

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-Explicámelo porque no lo entiendo..-musitó, rompiendo el silencio reinante en la habitación
Él la miró, sus ojos vagaban por todo su rostro, mientras ella se sentaba en la cama y recogía las piernas, rodeándolas con los brazos y pegándolas al pecho.
-¿Explicarte qué?-Alzó una ceja, dándole una calada al cigarro y desvió la mirada de ella, que se mordía el labio.
-¿Cómo que el qué? ¿Por qué haces esto?- negó varias veces.- Si sabes que es lo que más odio, ¿por qué sigues haciéndolo?
Él entrecerró los ojos, mirándola de nuevo. Apretó una de las manos en un puño conteniendo la rabia, evitando así alzar la voz.
-¿Te molesta?-Soltó el humo lentamente por la nariz, como en un bufido.
Ella asintió, mientras se levantaba y le encaraba.
-Sí y lo mejor de todo es que lo sabes. ¡Lo sabes! ¿Tanto te cuesta evitarlo? ¿Eh?-Su tono de voz empezaba a elevarse unas cuantas octavas- No es justo, no lo es. Siempre que sé que algo de lo que puedo hacer te va a molestar lo más mínimo, no lo hago. Porque tú eres lo primero, ¿entiendes? Prioridades, así es como se le llaman, ¿tanto te cuesta hacer lo mismo?
La miró mientras negaba y tiró el cigarrillo a medio consumir por la ventana. Hablo de manera pausada y tranquila, muy característico de él
-Te he dajado las cosas muy claras desde el principio y te lo he explicado muchas veces, pero parece ser que a ti eso te da igual.
Ella sonrió irónica y negó apartándose mientras le daba la espalda y se pasaba una mano por el pelo frustrada.
-¿Qué a mi me da igual? Ponte en mi lugar, ¿quieres? ¿Cómo te sentirías?-Entrecerró los ojos, girando un poco el rostro para mirar su expresión, serena e inmutable, como siempre- Sí, ya sé, te es indiferente, como todo. Pues ya está, me parece perfecto. Ya puedes olvídate de las prioridades.
Su corazón latía acelerado, producto de la rabia contenida, mientras recogía su bolso y cazadora y se encaminaba hacia la puerta. Tenía ganas de llorar, pero no lo haría, no esta vez. Se giro un momento, agarrando el pomo de la puerta. Lo encontró apostado en la puerta de la habitación.
-Y como siempre no tienes nada que decir..¿verdad? -El nudo en la garganta se hacía mayor, tragó saliva, esperando una contestación que por supuesto no llegó. Se limitó a desviar la mirada y darle la espalda, cerrando la puerta del cuarto.
Cerró los párpados con fuerza, tiró del pomo y salió de la casa, dando un portazo al cerrar. No esperó el ascensor, bajó las escaleras al trote, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Se sentía como una completa gilipollas y estaba harta de hacer la vista gorda y tragarse las mierdas ella sola. El juego había empezado a hacer daño desde hace mucho. Él lo había querido, ese era su set de partido.

| Game over. |